martes, 3 de abril de 2007

Una humilde confesión hipócrita

Una desigualdad desgarra los rincones de este mundo mientras otros nos consumimos en una falacia oportunista. El egoísmo carcome los ínfimos restos de solidaridad mientras la comida escasea en boca de muchos. La muerte existe para algunos como un miedo constante, para otros es una amenaza latente mientras que para muchos es el único camino para una vida digna. La pobreza NO es una desgracia, es una asquerosa necesidad del sistema económico dominante. No es nada nuevo, son ya varios siglos en los que teóricos de la economía dictan medidas para aparentar un "desarrollo" beneficioso para la mayoria vrs un "subdesarrollo" que predomina en pocos sectores de la humanidad. Falacia universal. Un socialismo disfrazado parece avanzar a pasos moderados en las esferas medias, que tachados de "come niños", estan a la merced de un Soberano con tendencias despóticas. Bajo la frazada de niño bueno se ha escondido uno de los dictadores más tiranos de todas las épocas. En reuniones mercenarias decide la vida del globo. Este reinado mundial mediado por las últimas modas tecnológicas analiza la situacion global y descubre que algo anda mal. Pero como no suponerlo, los que tenemos jamás pensaremos en los que les hace falta.
Consumamos el mundo de por sí que está para eso.

No hay comentarios.: