iba sola, no, iba acompañada, como si eso hiciera diferencia alguna. A veces las costumbres machistas te enceguecen
y te llenan de una ilusoria seguridad, sobra decir que absolutamente
desagradable. El creer que ir acompañada hace la diferencia, que evita
las calamidades. Parece una oda a la violencia salvaje, y la solución de
librarnos de semejante mal es tan absurda como el mismísimo mal.
o de cómo odiaría estar ahí...